Amanecemos en el piso de Rafael. El piso es genial. Está lleno de sus cuadros y transmite muy buenas vibras. Actualmente trabaja en la figura de Martín Cortés, sobretodo en escultura. A la que te descuidas estás desayunando a un metro del miembro de Martín Cortés.
Ducha y a la calle.
Vamos para el Zócalo, hemos quedado en la catedral, pero antes hay que hacer el guiri un poco, y desayunamos en el mítico Café Tacuba.
A las 10 llegamos a la catedral. Alejandro se retrasa un poco. Es el mexican style. Finalmente llega con ipad en mano. Es un tipo curioso. Se parece a Benicio del Toro mezclado con Javier Bardem.
Vamos a un bar y charlamos un rato de todo lo que vamos a hacer. Su plan pinta bien. Le digo que quiero telonear a Molotov y tocar en Vive latino jaja. Todo es intentarlo, dice. Me cae bien este tipo!
Acabamos la distendida reunión y nos acompaña a una casa de discos. Me hago con el “Dónde jugarán las niñas” de Molotov (descatalogado en España). Es para Armando. Y pregunto por el vinilo de Ruido Rosa (encargo de Mamba). Pero me comunican que no tienen. Tampoco tienen sus CD´s ahora mismo. Veo el documental “Gimme the Power” de Molotov en un estante. Para Way.
Alejandro nos deja y Rico y nos disponemos a andar un poco por el centro histórico. Entramos en la catedral (torcida a raíz de los sismos), y entramos en el Palacio Nacional, justo al lado. Una guía nos explica los frescos de Diego Rivera. Pintó 1500 caras y dejó el encargo inacabado porque falleció. Me muero por ir a visitar la Casa Azul de Frida Khalo. Otro día.
El sol pega muchísimo, y entre la altitud y el jet lag, Rico y yo estamos destrozados. Quedamos con Rafael, el pintor, y vamos a comer juntos. Es el primer menú mejicano que hacemos. Increible. Y todo por menos de 4 euros… Es lo que más nos flipa a Rico y a mi, los precios en la comida y en ciertos productos.
Tras la comilona, Rafael nos acompaña un ratito a hacer una pequeña rutilla por el centro. Llegamos a la torre Latinoamericana, una especie de torre a lo Empire States. Nos cuenta que casi todo el edifico está abandonado menos una parte en la que todavía hay gente (oficinas) que no quieren irse. El mirador y el bar están activos. Subimos al bar y las vistas son espectaculares. Un DF infinito… Nos obligan a tomar alcohol y decidimos que no nos quedamos. Ya vendremos otro día.
Pasamos por el edificio de Bellas Artes. También dejamos su visita para otro día. Estamos realmente cansados y nos vamos al piso a descansar. Por la tarde hemos quedado con el batería Jordi, iremos a conocer a un guitarra para ver si se apunta a nuestra aventura.
Tras una siesta bien merecida, salimos a la calle. Por la calle Bolivar nos encontramos un sinfín de tiendas de música. De repente Rico grita: -mira!!
Me giro. En una de estas tiendas, una guitarra acústica rosa preciosa. Mía!
Nos encontramos con Jordi, ha quedado con el guitarra en otro barrio. Cogemos el metro por primera vez. El metro es rapidísimo. En nada nos plantamos a otro barrio. Llega el tipo y a Jordi se le cambia la cara. Error… no era el guitarrista con el que quería quedar, se ha confundido de nombre. Éste chico es batería y explica que a él también le había parecido rara su llamada. No problem. Cada uno a su casa.
Como aún no tenemos wifi en el piso, Jordi nos invita a Melrose Place a chupar un poco de la suya. Somos unos putos adictos.
Le mando un sms a Mireya. -Estamos en casa de Jordi. Y se pasa un momento. Está muy estresada porque tiene que entregar no sé cuantas cosas. Se desahoga un poco y se marcha. Nosotros también.
Por el camino, unos sandwiches. A casa y a dormir.
Oh! Milagro! Tenemos wifi!
Todo empieza a ser perfecto…
